La Iglesia católica es una institución de carácter religioso, profesante del cristianismo, organizada y estructurada en Ciudad del Vaticano, enclavada a su vez en la ciudad de Roma. Se cuenta entre las organizaciones estatales más antiguas del mundo [cita requerida]. Abarca aproximadamente el 55% del total de los cristianos.
En ocasiones es aludida como Iglesia Católica Apostólica Romana o como Iglesia Católica Romana; algunos que hacen esto sostienen que las iglesias de la Comunión Anglicana y las Iglesias Ortodoxas se reconocen a sí mismas como la "Iglesia, una, santa, católica y apostólica" del Credo y que también son católicas (tanto en sentido etimológico como en todo el contenido del término) si bien no es la única diferencia el no estar bajo la autoridad del Papa, o bien se trata de personas procedentes de países en los que el habla ha adoptado esta expresión debido al uso intenso por parte de comunidades relevantes de anglicanos y otros protestantes y de ortodoxos. Sin embargo, existen Iglesias en plena comunión con el obispo de Roma que, al tener tradiciones litúrgicas distintas, no añaden el término "Romana". Por lo tanto, para englobar a las Iglesias orientales católicas y la Iglesia Católica Romana se usará el término más general Iglesia Católica, tal como está en el título del artículo.
En los países en los que el culto católico es mayoritario, a la Iglesia católica se le conoce normalmente con el término la Iglesia, término que en países como Suecia se aplicaría a la iglesia nacional luterana, o en Rumania, Bulgaria, Montenegro, Serbia, Georgia, Rusia, Albania, Etiopía, Armenia, la ex República Yugoslava de Macedonia o Grecia, a la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa.
A raíz del Concilio Vaticano II (durante los años 1960), surgen otros términos que hacen referencia a distintas formas de entender la naturaleza y objetivos de la Iglesia católica, tales como Sacramento de Cristo, Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Esposa de Cristo.
La Iglesia católica es la rama más grande del cristianismo, y la que tiene una mayor organización.[2] De acuerdo con el Anuario de Estadísticas de la Iglesia, el número de bautizados en el catolicismo a nivel mundial a finales de 2004 era de 1.098.366.000 o aproximadamente una de cada seis personas de la población mundial.[3]
La Iglesia católica tiene su sede central en el Estado de la Ciudad del Vaticano (Vaticanus Ager, en latín y oficialmente; Stato della Città del Vaticano, en italiano), un enclave dentro de la ciudad de Roma, en la República Italiana. El Estado Vaticano es un estado independiente y reconocido internacionalmente.
Su jefe de estado es el Papa, quien recibe el trato honorífico de Su Santidad (S.S), y que en la actualidad ostenta Benedicto XVI, nombre adoptado por el Cardenal electo Joseph Ratzinger, de origen alemán.La misión de la Iglesia "Evangelización"
La palabra evangelizar significa literalmente "buen mensaje", "buena noticia". Jesús designa como "Evangelio" la llegada del Reino de Dios, que provocará la liberación de los oprimidos y la justicia para los pobres. Este es el anuncio que manda proclamar a sus discípulos tras la Resurrección: "Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia (evangelio) a toda criatura" (Mc 16,15)
El Concilio Vaticano II recordó que "la universalidad de la misión de la Iglesia, la cual se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los hombres, se basa en el mandato explícito de Cristo y las exigencias radicales de la catolicidad de la Iglesia" (Ad gentes 1)
Jesús da una orden precisa a los apóstoles "Proclamad la Buena Nueva a toda la creación" (Mc 16,15), "Haced discípulos a todas las gentes" (Mt 28,19), con una predicación suscitada a la conversión para el perdón de los pecados (Lc. 24,47).
En el momento de la Ascensión, los discípulos limitan aún su esperanza al Reino de Israel, pues le preguntan a su Maestro: "Señor ¿Es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?" (Hch. 1,6). En su respuesta, el Salvador les muestra claramente que deben superar el horizonte, y que ellos mismos deben convertirse en testigos no solo en Jerusalén, sino también en toda Judea y Samaria "y hasta los confines de la tierra" (Hch 1,8)
El Redentor no cuenta únicamente con la docilidad de los discípulos a su palabra, sino también con el poder superior del Espíritu Santo que les promete "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros" (Hch 1,8)
Tras el Sínodo que los obispos dedicaron en 1974 al tema de la evangelización en el mundo contemporáneo, Pablo VI utilizó sus resultados para elaborar su exhortación apostólica "Evangelii Nuntiandi" (1975). En este documento se concibe la evangelización como la "dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad mas profunda" (EN, 14).La evangelización es el proceso total mediante el cual la Iglesia, movida por el Espíritu:
Anuncia al mundo el Evangelio del Reino de Dios
Da testimonio entre los hombres de la nueva manera de ser y de vivir que él inaugura
Educa en la fe a los que se convierten al Evangelio del Reino
Celebra, mediante los sacramentos, la presencia del Señor Jesús y el don del Espíritu
Impregna y transforma con su fuerza todo el orden temporal
lunes, 27 de abril de 2009
lunes, 20 de abril de 2009
Descripción [editar]
Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, según la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén por el rey Nabucodonosor.
Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.
Los querubines eran dos figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías, figuras humanas con la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien, según otra doctrina, tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel (Ezequiel, 1.6.7 y 10), o bien como los toros alados asirios de Nínive o Kirubi. Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a las representaciones helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo, y era mediante el cual se comunicaba Yaveh.
El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a contener elementos sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.
El arcaico y arcano cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán.
Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones).
Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.
Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh.
También esta presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María.
Historia [editar]
La Biblia indica que el Arca fue mandada a construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según Yahveh lo había dispuesto, usada en la conquista de Canaán y con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del Arca, solo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin embargo, de camino a Sión habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado.
Luego de casi 600 años de historia dentro del antiguo pueblo hebreo, aquel icono representativo de la presencia de Dios mismo desapareció de las líneas bíblicas, probablemente desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo. Se presume que el Arca prevenidamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de todos los judíos.
Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, según la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén por el rey Nabucodonosor.
Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.
Los querubines eran dos figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías, figuras humanas con la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien, según otra doctrina, tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel (Ezequiel, 1.6.7 y 10), o bien como los toros alados asirios de Nínive o Kirubi. Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a las representaciones helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo, y era mediante el cual se comunicaba Yaveh.
El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a contener elementos sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.
El arcaico y arcano cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán.
Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones).
Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.
Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh.
También esta presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María.
Historia [editar]
La Biblia indica que el Arca fue mandada a construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según Yahveh lo había dispuesto, usada en la conquista de Canaán y con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del Arca, solo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin embargo, de camino a Sión habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado.
Luego de casi 600 años de historia dentro del antiguo pueblo hebreo, aquel icono representativo de la presencia de Dios mismo desapareció de las líneas bíblicas, probablemente desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo. Se presume que el Arca prevenidamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de todos los judíos.
los apostoles
Definición de apóstol cristiano [editar]
Si bien está ampliamente aceptado que los doce discípulos que escogió Jesús, siendo añadido luego Matías y finalmente Pablo de Tarso, fueron los Apóstoles originales, no existe consenso entre las diferentes religiones cristianas respecto a qué otras personas, hasta la actualidad, puedan hacer uso de este título con la misma autoridad original. Varias iglesias como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y de la Iglesia Nueva Apostòlica creen por fe estar conducidas por apostoles de la actualidad, los cuales son escogidos por Dios.
De acuerdo con una visión bíblica fundamentalista (protestante), lo que se relata en la Biblia indica que son tres las características necesarias para ser llamado Apóstol:
Haber conocido a Jesús.
Haber sido escogidos y enviados por Jesús.
Haber sido testigos de Jesucristo resucitado.
Todos los apóstoles, excepto Matías, que fue elegido por sorteo para reemplazar al Iscariote, cumplieron estas tres características. En el caso de Pablo de Tarso, no esta claro si vio a JesuCristo dado que solo se menciona que escucho la voz de Jesucristo y quedo ciego pero se sobreentiende que fue elegido personalmente por Cristo resucitado, en el camino a Damasco. Posteriormente firma sus escritos como "Pablo, apóstol de los gentiles" y es protagonista de la mayor parte del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Por otro lado, una interpretación que tiende a equiparar el término de discípulo de Jesús con el de apóstol, indica que, aunque inicialmente fueron 12, luego fueron extendidos a 70 y luego a más de 500 discípulos enviados por Jesucristo para llevar la buena nueva al mundo y extender así el Reino de Dios en la Tierra, a quienes puede aplicársele el título de Apóstol.[cita requerida]
En todo caso, un apóstol debe ser testimonio del poder de Dios, a través de la realización de señales, prodigios y milagros (sanación de los enfermos, exorcismos, resurrecciones), de la predicación del evangelio ('buena noticia' en griego) a judíos y a gentiles en todo el mundo.
Los doce apóstoles [editar]
Según el Nuevo Testamento, los doce apóstoles definitivos fueron aquellos que no abandonaron a Jesús cuando este les indicó que debían comer su cuerpo y beber su sangre para alcanzar la vida eterna (Juan 6:25-70):
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
Ellos fueron, en orden de elección:
Simón, apodado Pedro.
Andrés, hermano de Pedro.
Jacob, Jacobo, Santiago el hijo de Zebedeo o Santiago el Mayor.
Juan, el menor de los doce, también hijo de Zebedeo (por tanto, hermano de Santiago el Mayor).
Felipe de Betsaida.
Bartolomé, llamado también Natanael de Caná.
Tomás (llamado Dídimo o Mellizo).
Mateo, el publicano (recaudador de impuestos para los invasores romanos).
Santiago el Menor o Santiago el de Alfeo.
Judas Tadeo.
Simón el Cananeo, el Celador o Zelote (guerrillero).
Judas Iscariote.
Matias, el sucesor de Judas, elegido a la suerte en el monte de la sangre, Cito, Hechos 1, 12-26
Todos ellos eran galileos con excepción de Judas Iscariote, que se presume era de Judea (para algunos Iscariote significaría textualmente isqueriot, "de Queriot" al sur del distrito de Judá; mientras algunos más interpretan: de Isacar, isacarieth). Después de la resurrección y ascensión de Jesucristo y tras haberse suicidado Judas Iscariote, los once apóstoles restantes se reunieron y eligieron a Matías para completar nuevamente el número de doce apóstoles enviados a las doce tribus de Israel.
Si bien está ampliamente aceptado que los doce discípulos que escogió Jesús, siendo añadido luego Matías y finalmente Pablo de Tarso, fueron los Apóstoles originales, no existe consenso entre las diferentes religiones cristianas respecto a qué otras personas, hasta la actualidad, puedan hacer uso de este título con la misma autoridad original. Varias iglesias como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y de la Iglesia Nueva Apostòlica creen por fe estar conducidas por apostoles de la actualidad, los cuales son escogidos por Dios.
De acuerdo con una visión bíblica fundamentalista (protestante), lo que se relata en la Biblia indica que son tres las características necesarias para ser llamado Apóstol:
Haber conocido a Jesús.
Haber sido escogidos y enviados por Jesús.
Haber sido testigos de Jesucristo resucitado.
Todos los apóstoles, excepto Matías, que fue elegido por sorteo para reemplazar al Iscariote, cumplieron estas tres características. En el caso de Pablo de Tarso, no esta claro si vio a JesuCristo dado que solo se menciona que escucho la voz de Jesucristo y quedo ciego pero se sobreentiende que fue elegido personalmente por Cristo resucitado, en el camino a Damasco. Posteriormente firma sus escritos como "Pablo, apóstol de los gentiles" y es protagonista de la mayor parte del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Por otro lado, una interpretación que tiende a equiparar el término de discípulo de Jesús con el de apóstol, indica que, aunque inicialmente fueron 12, luego fueron extendidos a 70 y luego a más de 500 discípulos enviados por Jesucristo para llevar la buena nueva al mundo y extender así el Reino de Dios en la Tierra, a quienes puede aplicársele el título de Apóstol.[cita requerida]
En todo caso, un apóstol debe ser testimonio del poder de Dios, a través de la realización de señales, prodigios y milagros (sanación de los enfermos, exorcismos, resurrecciones), de la predicación del evangelio ('buena noticia' en griego) a judíos y a gentiles en todo el mundo.
Los doce apóstoles [editar]
Según el Nuevo Testamento, los doce apóstoles definitivos fueron aquellos que no abandonaron a Jesús cuando este les indicó que debían comer su cuerpo y beber su sangre para alcanzar la vida eterna (Juan 6:25-70):
Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?
Ellos fueron, en orden de elección:
Simón, apodado Pedro.
Andrés, hermano de Pedro.
Jacob, Jacobo, Santiago el hijo de Zebedeo o Santiago el Mayor.
Juan, el menor de los doce, también hijo de Zebedeo (por tanto, hermano de Santiago el Mayor).
Felipe de Betsaida.
Bartolomé, llamado también Natanael de Caná.
Tomás (llamado Dídimo o Mellizo).
Mateo, el publicano (recaudador de impuestos para los invasores romanos).
Santiago el Menor o Santiago el de Alfeo.
Judas Tadeo.
Simón el Cananeo, el Celador o Zelote (guerrillero).
Judas Iscariote.
Matias, el sucesor de Judas, elegido a la suerte en el monte de la sangre, Cito, Hechos 1, 12-26
Todos ellos eran galileos con excepción de Judas Iscariote, que se presume era de Judea (para algunos Iscariote significaría textualmente isqueriot, "de Queriot" al sur del distrito de Judá; mientras algunos más interpretan: de Isacar, isacarieth). Después de la resurrección y ascensión de Jesucristo y tras haberse suicidado Judas Iscariote, los once apóstoles restantes se reunieron y eligieron a Matías para completar nuevamente el número de doce apóstoles enviados a las doce tribus de Israel.
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